"Discutir" sirve tan sólo para mover el aire. "Actuar, en cambio, requiere calma y concreción.
Nunca se ha hablado tanto como en nuestra época. Jamás una avalancha tan imponente de palabras vacías, inútiles y sin sentido, había caído sobre la gente.
Todos quieren "participar", pero pocos tienen algo que decir, porque pocos son capaces de alcanzar el silencio y el esfuerzo necesarios para la reflexión.
"Señor, ayúdame a no abrir la boca antes de saber lo que tengo que decir. Amén."
Nuestro mundo tiene absoluta necesidad de personas tranquilas y sencillas, de personas amables que en los comercios te atiendan con una sonrisa, que no pierdan la paciencia ante las taquillas, que al conducir no se comporten agresivamente, que no la tomen contigo cuando comentes un error.
Sé prudente en tus juicios. Las palabras son armas potentes que pueden hacer mucho daño.
Que tu lengua no se burle nunca de nadie.
Que tu boca no desprecie nunca a nadie.
Una palabra dura, una palabra fuerte puede arder mucho tiempo en tu corazón y dejarte una cicatriz.
Acepta que los otros sean "otros,
que piensen distinto a ti,
que obren distinto a ti,
que sientan distinto ati,
que hablen distinto a ti.
En tus conversaciones sé generoso e indulgente. Las palabras deben ser "luces".
Las palabras deben reconciliar; acercar, pacificar.
Cuando las palabras se convierten en "armas" nos peleamos como enemigos. La vida es demasiado breve y el mundo es demasiado pequeño para convertirlo en un campo de batalla.
Phil Bosmans - La alegría de vivir