24/9/08

Rendición

Cuando la vida nos presenta un problema o una dificultad normalmente buscamos la manera de solucionarlo y cuanto antes mejor. Pero a veces no podemos hacer nada, la solución no está en nuestras manos y eso crea mucha tensión e impotencia. Cuando sucede esto he descubierto que lo mejor es rendirse.
Para mi rendirse es dejar de luchar, dejar de forzar para que algo suceda, pero eso no significa perder, sino aflojar, quitar tensión y fluir.
Es sobre todo dejarlo en manos de Dios (Energía, Destino…). Y está en las mejores manos, de donde vendrá la mejor solución para nosotros, de donde surgirá la claridad para ver lo que hay que hacer, si es que hay que hacer algo, o simplemente observar como la vida se vuelve a nuestro favor y desaparece el dolor al quitar la resistencia.
No es fácil adoptar esa actitud interior porque siempre tenemos la tendencia a la acción –hay que hacer algo para solucionarlo-, pero realmente cuando no se puede hacer nada ante una situación, empezar a fluir es un descanso y también es una liberación para la mente que deja de estar ocupada u obsesionada (como suele ocurrir) con lo que le preocupa.
A partir del momento en que fluimos tenemos la tranquilidad de que ahora el destino y la ley de Karma (un día ya hablare de ella) hacen su función ocupándose del problema y nosotros solo tenemos que confiar en que cada cosa ya se pondrá en el lugar que le corresponde, que debemos seguir nuestro camino y fluir con el río de nuestra vida.
Acabo con esta poderosa frase de Eckhart Tolle.
“Cuando te rindes a lo que es y estás plenamente presente, el pasado ya no tiene ningún poder. Entonces se abre el reino del Ser, que había quedado oscurecido por la mente. De repente, surge una gran quietud dentro de ti, la sensación de una paz insondable. Y en esa paz hay una gran alegría. Y dentro de esa alegría hay amor. Y en su núcleo más interno está lo sagrado, lo inconmensurable, Eso que no puede ser nombrado.”